miércoles, 23 de enero de 2013

Un día sin bailar es un día perdido



 Un día sin bailar es un día perdido
El camino de una bailarina no comienza de manera fácil, no siempre se tienen las condiciones físicas necesarias para desempeñar esta carrera

“La danza no es un oficio sencillo, requiere de un duro entrenamiento físico, no se trata solo de aprender coreografías y seguir los pasos, es una profesión que necesita  tiempo, disciplina y constancia”. Fueron las palabras de Nabia Pérez.
Ballet Arte

Desde pequeña estuvo metida en este ambiente porque sus padres eran bailarines. Siempre soñó con ser reconocida en el mundo de la danza, pero no todos nacen con las cualidades físicas que se necesitan para ejercer esta disciplina. Nabia siempre fue de contextura gruesa y tuvo que pasar por muchas pruebas y retos para llegar a ser lo que hoy en día es.

A los 9 años comenzó a estudiar en Ballet Arte, luego de pasar toda la tarde bailando salía de las torres de Parque Central y  llegaba a su casa llorando y diciendo que no aguantaba más, su madre siempre la apoyaba y le decía que no era fácil pero que valía la pena y que algún día recibiría merito por tanto esfuerzo. A los 14 años se graduó como bailarina de ballet, las zapatillas de punta habían deformado sus pies y su cuerpo había cambiado totalmente. Durante sus cinco años de estudio forraban su torso y su abdomen para obtener el cuerpo de una bailarina, sus senos no crecieron naturalmente con el desarrollo, llegó a pesar 45 kilos y siempre la criticaban por su contextura, lo que creó en ella baja autoestima.
Danza Contemporánea

Al salir de allí comenzó a probar otras ramas de la danza y bailó en diferentes compañías. Bailó en Imagen latina, en el Ballet Nuevo Mundo, en el Ballet Contemporáneo de Caracas, en el Miss Venezuela, entre otros, y para no depender de sus padres daba clases desde los 16 años en una academia llamada Venezuela Latin Dance. Compartía todos sus conocimientos a sus alumnas y trataba de  hacer las clases amenas, quería que disfrutaran la danza, pero sin ser tan estricta como lo fueron con ella.

Salsa Congress
A pesar de que estaba cumpliendo su sueño no sacaba de su mente el problema de autoestima que tenía desde pequeña, su cuerpo tenia las condiciones perfectas de un bailarín, pero ella todas las noches dormía con las piernas abiertas y una pesa en cada una para obtener más flexibilidad. Se cuidaba de todo lo que comía para no aumentar de peso y al levantarse realizaba estiramientos matinales para calentar.

“Muchos piensan que no es para tanto, pero trabajar durante 6, 8 y hasta 10 horas diarias no es fácil, a veces llego a casa con calambres en las piernas y solo pienso en meter mis pies en agua tibia y acostarme a dormir, pero a pesar del cansancio todo lo hago con muchas ganas porque la danza es mi pasión. Pienso que un día sin bailar es un día perdido”, comentó Nabia.
Logró bailar en muchos lugares, tiene 25 años y ha dedicado su vida a la danza, constantemente viaja y participa en competencias como el curacao salsa tour representando a Venezuela y dejándola por lo alto.  


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